23 jul 2014

De Muros a los petroglifos de Laxe das Rodas


La ruta comienza en la antigua colegiata de Santa María en San Pedro de Muros, hoy iglesia parroquial de San Pedro.
La colegiata está construida sobre una antigua iglesia románica, de la que se conservan la entrada principal, el rosetón y el campanario. La torre es barroca.



Comenzamos a caminar por la antigua carretera que lleva a Louro, por la que no pasan apenas coches. 
Por este camino pudimos disfrutar de la tranquilidad que da alejarse del bullicio turístico para caminar por una zona conocida solo por los lugareños. Pasamos por delante de algunas construcciones típicas gallegas como iglesias románicas, lavaderos, cruceros, horreos.


La Capilla de San Roque, metida en un callejón, rodeado de casas.




















Un antiguo lavadero escondido al lado de la carretera.

 

La Capilla del Espíritu Santo, punto de partida de una popular romería y desde la que se contemplan unas preciosas vistas de la ría de Muros.

 
Vistas sobre el Monte Louro y la ensenada de San Francisco.


Llegamos al convento de San Francisco, que da nombre a la ensenada. Las monjas franciscanas, han aprovechado el terreno para abrir un camping, así como una hospedería en el edificio. Cerca, un viacrucis recorre la ladera de la montaña.



Volvemos sobre nuestros pasos unos 200 metros para tomar un camino a la izquierda que sube ligeramente. Este camino nos lleva a los petroglifos de Laxe das Rodas.

   
Se encuentran en un promontorio desde el que podemos contemplar la ría de Muros, coincidiendo, en la orilla de enfrente con el Castro de Baroña.

Son dibujos, unos con forma circular, otros en espiral que se cree que podría representar un calendario, basados en ciclos solares y lunares ó el movimiento de los astros, datados entre la edad de bronce y la de hierro.
Son restos arqueológicos originales, de gran valor, que nos hablan de nuestro pasado.


Bajamos por la carretera hasta el bonito pueblo de Louro. Nadie nos había hablado de la cantidad de horreos que nos íbamos a encontrar paseando por sus calles. 
La mayoría de las casas del pueblo, que suelen estar restauradas, tiene, al menos un horreo en su terreno, algunos son muy antiguos y todos de gran belleza.


Cruzamos la carretera y cogimos un camino que nos llevó hasta la playa de Area Maior. 


El camino es tan antiguo que está marcado por las ruedas de los carros que por allí han pasado a lo largo de los años, pues en este camino encontramos un grupo de casas de pescadores, unas en ruinas y otras restauradas para pasar el verano.


Vemos desde allí el complejo dunar de monte Louro, con el lago que forma el río atrapado por la duna de la playa, al desembocar en el mar.
Nos gusto este lugar solitario y salvaje sin urbanizar, en el que lo único que oíamos era el sonido del mar, del viento y de los pájaros.



Volvimos a Muros, primero, recorriendo la playa de San Francisco y después, caminando por la acera de la carretera de costa.







Es una ruta circular, fácil, de 15 km. en la que hemos andado por carreteras sin tráfico, caminos de tierra, por la playa y por una carretera con acera, menos en un pequeño tramo que no tiene y tuvimos que andar por el arcén, entre Muros y San Francisco. 

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