14 feb 2016

Senda fluvial del río Ulla en Catoira. Torres de Oeste


Esta senda comienza en el núcleo urbano de Catoira. Sigue el cauce del río del mismo nombre, hasta su desemboca en el río Ulla , donde se encuentra el Muiño de Mareas, también llamado "Muiño do Cura", a partir de aquí el camino continúa por la costa en dirección a las Torres de Oeste. 
Estas torres fueron construidas en la Edad Media para impedir el desembarco de los piratas en las costas gallegas y hoy día son testigo de la Romería Vikinga, declarada de Interés Turístico Nacional, que se celebra cada primer domingo de agosto.
La senda sigue bordeando el Ulla, hasta alcanzar el concello de Valga.




Encontramos este monumento levantado en honor del Arzobispo Gelmirez en la alameda de Catoira. Entre los años 1102 y 1122, el arzobispo reforzó las defensas de las Torres de Oeste, consiguiendo repeler un ataque sarraceno, además de crear la primera escuadra de guerra española que luchó contra los piratas.


El Arzobispo Gelmirez (Xelmirez) nació en la fortaleza, dado que su padre  fué nombrado,  por el rey  Alfonso V, alcalde de este lugar.
Dicho rey la reconstruyó sobre las ruinas romanas del Castellum Honesti (el nombre de Oeste deriva de la palabra Honesti).


Dejamos el coche en un aparcamiento al lado de la alameda y de la Iglesia Parroquial de San Miguel, de estilo neoclásico y planta única rectangular, su rasgo más destacado es el doble campanario situado en el centro del la fachada, sobre la portada principal.


Nos acercamos al río, bajando por una escalera de  madera, situada enfrente de la iglesia. 
Encontramos un espacio ocupado por un merendero con diferentes especies árboreas,  como árboles de ribera (sauces, alisos...), plátanos de sombra y algún roble. Completan el conjunto una serie de elementos arquitectónicos: antiguo molino fluvial restaurado "Muiño da Ponte", un puente medieval de los siglos IX-X "Ponte Vella", un cruceiro con unos relieves de Adán y Eva en el fuste y La Casa Grande conocida como "Casa das Pexegas".



Volvemos a subir por la escalera de madera para bajar otra vez al río pero por el otro lado de la carretera y encontrarnos con la senda que nos hace pasar  al lado de la iglesia y de su abandonada rectoría.
El río Catoira y su senda pasan por debajo de la vía del tren. Con la cantidad de agua de las lluvias de este invierno el río baja lleno y  no podemos pasar por el pequeño túnel sin mojarnos, así que nos desviamos un poco para cruzar la vía por arriba y poder alcanzar el otro lado.



Entre la vía del tren y el puente del AVE, se encuentra este molino de mareas llamado "O Muiño do Cura" o "De Machón". La singularidad de este molino es que para su funcionamiento utilizaba tanto las aguas del río, cuando la marea estaba baja, como las de la marea cuando había pleamar. 
Se componía de una serie de compuertas que retenían el agua del mar o del río, para después cuando la presa estaba llena, abrir los pasos y contar con suficiente caudal para mover las palas y con ellas las piedras de moler.


Se puede ver en ambas fotos el molino de mareas. En la de arriba en bajamar y en la de abajo en pleamar.


El enorme puente del AVE forma parte de este paisaje desde hace poco tiempo.


Siguiendo el borde del río Ulla, pasamos por antiguas fabricas de tejas ,"telleiras". Algunas abandonas y otras reconvertidas en astilleros.


Después de pasar por la playa fluvial donde algunos niños entrenaban con sus piraguas, llegamos a una pasarela de madera, que construida por encima de una marisma, nos facilitaba el paso hasta las Torres de Oeste.
Una prolongación de la pasarela nos lleva a un mirador en el que poder contemplar las Torres. Como se ve en la foto, el puente construido con la carretera nacional, casi encima de las ruinas, molesta bastante a la vista.


Desde este enclave, una marisma plagada de juncos, nos separa de las torres. 
Este conjunto arqueológico esta situado  en un lugar estratégico del río Ulla. Es un promontorio pedregoso que en la pleamar se convertía, casi, en una isla, separándolo de tierra por esta junquera y haciendo de esta fortaleza un lugar inexpugnable, en aquella época. 
En la actualidad, además de este paseo de madera, hay un corto camino que lo hace accesible también desde la carretera.


Los historiadores discrepan sobre el origen de este asentamiento. Mientras unos lo identifican con la época romana com la "Turren Augusti", otros proponen un origen más antiguo (fenicio o de la cultura castrense) y su posterior aprovechamiento por los romanos. 
Las excavaciones arqueológicas realizadas en el recinto , muestran la existencia de un poblado indígena, dedicado al tráfico marítimo y a la circulación de mercancías.


El motivo de la construcción por los romanos de la Turren Augusti,  sería la defensa del enclave portuario del ataque de los piratas así como el control del curso fluvial del Ulla, entrada natural hacia el interior de Galicia.
Los mismos argumentos se esgrimieron en el alto medievo, para el posterior reforzamiento de lugar con el nombre de Castellum Honesti, después llamado Castillo de Oeste.


La estructura del castillo en el siglo XII, consistía en un recinto amurallado de forma elíptica con siete torres que situadas a ambos lados del río, cerraban la entrada en dirección Padrón, tendiendo una gruesa cadena en el río que impedía el paso de las naves invasoras. 

En la actualidad se compone de las ruinas de dos torres, los cimientos de otra y la capilla de Santiago, gracias a la cual se mantuvo este lugar después de que perdiera su valor estratégico. Enfrente de las torres y la capilla puede verse el contorno reconstruido de la muralla. 
Dentro de estos muros se encuentran restos de difícil interpretación que presentan unos muros imponentes en cuanto a su grosor y los restos de una amplia puerta con arco de medio punto.

Las Torres de Oeste impidieron durante siglos el ascenso por el Ulla de los vikingos y sarracenos, sirviendo de defensa a la ciudad de Santiago de Compostela.
También se utilizaron para el control del peaje de  las mercancías que subían por el río y de la administración de las tierras circundantes, además de ser la residencia de la Mitra compostelana y prisión del señorío episcopal.


Las Torres de Oeste fueron declaradas monumento histórico-artístico en 1931.

En este recinto encontramos amarrados a un pantalan, los barcos vikingos usados en las fiestas vikingas de Catoira.


El paseo continua unos kilómetros más, por una senda que se ha plantado para disfrutar del entorno natural alterándolo lo menos posible, utilizando tres tipos de pavimento: adoquín de granito y jabre (tierra de granito endurecida) y para los lugares de marismas las pasarelas de madera.


Las pasarelas de madera, con tanta humedad, estaban llenas de verdín y teníamos que andar despacio y con mucho cuidado para no resbalar. Como la senda alternaba los tipos de suelo, cuando cambiaba a tierra o adoquines aprovechábamos para andar más despreocupados.


Los paisajes de las marismas, desde las pasarelas que nos facilitaban el paso, eran realmente impresionantes, sobre todo en este día, con nubes que amenazaban lluvia. 


Al final del camino, un crucero y unos bancos de piedra, en un lugar que nos invita a descansar y disfrutar de las vistas, antes de volver por el mismo camino.

Ruta lineal de 9,1km. ida y vuelta, fácil, por caminos de tierra, piedra y madera por la orilla del río.


"En las orillas del Sar" de Rosalía de Castro

"Moría el sol, y las marchitas hojas
de los robles, a impulso de la brisa,
en silenciosos y revueltos giros
sobre el fango caían:
ellas, que tan hermosas y tan puras
en el abril vinieron a la vida."

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